Érase una vez una persona que no se perdonaba nunca. No aceptaba que podía cometer errores por lo que se machacaba cada vez que surgía uno. Se hablaba realmente mal pero quedaba entre su mente y ella, nadie lo escuchaba. Día tras día, cada vez era más estricta con lo que hacía, sus estándares rozaban las nubes. Vivía por y para esos estándares lo cual la empezó a marchitar. Era muy infeliz, nada le bastaba y se sentía muy sola porque esto se lo guardaba para ella. Nadie sabía nada y como siempre estaba ocupada, la veían poco. En cambio, de cara al exterior, era adorable, siempre tenía palabras bonitas para los demás, los animaba cuando algo no iba bien y perdonaba las desavenencias que ocurren en cualquier relación. Lo perdonaba todo. Por miedo a quedarse sola, perdonaba lo imperdonable. Lo que la hacía aguantarse a sí misma y a los demás. No había lugar en el que sentirse segura, todo era una amenaza. Me encantaría decir colorín colorado este cuento se ha acabado pero no se acaba.
Puede que esa persona seas tú.
o una amiga
o un familiar.
Se nos enseña a pedir perdón, a perdonar pero no se habla de perdonarnos.
La persona con la que pasas más tiempo eres tú misma. ¡Qué menos que aprender a llevarte bien contigo! ¿no?
Ese resquemor que llevas arrastrando te ha quitado el brillo en la cara, las ganas de hacer cosas y de seguir avanzando.
Ese resquemor te ha encadenado en una dinámica intoxicada en la que normalizas maltratarte estando con personas que se portan mal contigo, exigiéndote lo imposible y no dejándote disfrutar. Todo ello llevando por lema “lo bueno cuesta sudor y lágrimas”.
NO, el camino a una vida que valga la pena no pasa por sufrir y hacerte la vida imposible. Eso es romantizar el maltrato hacia ti.
Una vida que valga la pena tiene calma, disfrute, aprendizajes, metas, relaciones que nos sumen y amor del bueno hacia ti y los demás.
Todo lo demás, sobra.
¡Qué bonita manera de empezar el año: perdonándote!
Feliz año.
Es maravilloso como los mensajes llegan en el momento justo que uno mas lo necesita. Gracias!